Hoy de nuevo traigo una receta de pan, lo que más me gusta preparar. A mi familia también le gusta...¡acabo de prepararlo, he ido a buscar la cámara y casi está acabado!
Como vivimos en la era de las dietas y los buenos tránsitos intestinales, aquí os presento un pan de molde con semillas, que por su gran contenido en fibra (lleva además salvado de trigo y de avena) es adecuado tanto para una cosa como para la otra. Las semillas son opcionales, el pan está igual de rico sin ellas, pero personalmente me gusta el toque que le aportan. Los salvados también son prescindibles, pero en realidad cambiarían las proporciones de líquidos y harina, habría que añadir un poco más de ésta última. El tamaño es el mismo que para el pan de molde normal, está hecho en el mismo recipiente. Eso sí, al ser una harina integral, el proceso de levado debe ser mayor. Esto se solventa añadiendo a la harina un poco de gluten de trigo(de venta en herbolarios, al igual que los salvados y las semillas). Yo ya no sé vivir sin él. Espero que os guste.
INGREDIENTES:
- 180 g de leche
- 150 g de agua tibia
- 2 cucharadas soperas de azúcar moreno
- 1 cucharada sopera de sirope de maíz (ó miel, ya sabéis)
- 15 g de aceite de oliva
- 450 g de harina integral de trigo
- 1 1/2 cucharadita de café de sal
- 15 g de gluten de trigo
- 15 g de salvado de trigo
- 15 g de salvado de avena
- 1 sobre de levadura de panadería en polvo ó bien un cubito de levadura fresca.
- 1 cucharadita de café de semillas de sésamo
- 1 cucharadita de café de semillas de lino
- 1 cucharadita de semillas de mijo
- 1 cucharadita de semillas de amapola
Podéis añadirle también semillas de Alcaravea. Personalmente no me gusta el sabor anisado que le aportan al pan, pero para gustos, colores. Es otra opción.
PREPARACIÓN
Lo primero que hay que hacer es tostar las semillas. Para ello ponerlas en una sartén, a fuego vivo y sin nada de aceite. Es recomendable ponerles una tapa porque saltan un poquito. Su aroma a tostado es una maravilla. Os daréis cuenta enseguida cuando están listas(cuestión de pocos minutos), porque toman un color precioso y el olor...¡hum! Cuando estén preparadas, apartar del fuego y dejar enfriar.
Mezclar en un bol la harina y el gluten con la levadura, ya sea en polvo o fresca. Hacer un hueco en el centro e introducir en él los líquidos, mejor a temperatura ambiente. Remover de fuera hacia dentro hasta conseguir una textura homogénea. Añadir entonces los salvados de trigo y avena. Volver a remover hasta que estén totalmente incorporados a la mezcla. En ese momento añadir la miel, el azúcar y por último la sal. Amasar aún dentro del bol hasta conseguir ligar bien los ingredientes a la mezcla. Cuando la masa se separe bien de las paredes del bol, espolvorear con harina una superficie de trabajo dura y trabajar la masa durante 5 minutos más.
Esparcir las semillas sobre la superficie de trabajo e ir poniendo la masa sobre ellas, a la vez que se amasa, para incorporarlas bien.
Devolver la masa de nuevo al bol y tapar con un paño de lino humedecido con agua (también es útil el film transparente untado con un poco de aceite de oliva). Dejar reposar la masa al menos una hora, o hasta que doble su volumen en el lugar más calido de la cocina, alejado de corrientes de aire. Cuanto mayor sea la temperatura, antes se producirá la fermentación del pan.
Pasado ese tiempo, desgasificar la masa apretándola con el puño y doblarla por la mitad sobre sí misma. Introducirla en un molde especial para pan previamente pintado con aceite de oliva ó mantequilla (si no es antiadherente) y ponerle la tapa, si se desea una rebanada de pan de molde cuadrada, o dejarlo sin tapar si se desea que una de las partes sea redondeada (yo siempre lo hago así). Cubrir de nuevo con el paño de lino o el film transparente y dejar reposar durante otros 45 minutos.
Poner a calentar el horno a 250 grados.
Al finalizar el tiempo de levado, la masa habrá superado el borde del molde si éste quedó destapado, o bien habrá alcanzado la tapa si la tenía puesta.
Introducir la masa en el horno, encima de una bandeja situada en la parte baja (no directamente en el suelo).
Bajar la temperatura a 180 grados. NO ABRIR EL HORNO DURANTE LOS PRIMEROS 30 MINUTOS ó todo lo que el pan se había hinchado, se deshinchará en un momento por el cambio brusco de temperatura.
Hornear durante 50 minutos aproximadamente, dependiendo del tipo de horno. Quizás necesite un poco más de tiempo, raro será que necesite menos.
Trascurrido el tiempo, sacar del horno, desmoldar inmediatamente con muchísimo cuidado de no quemarnos, y dejar enfriar sobre una rejilla, tapado con un paño limpio y seco. No cortar hasta que no esté frío por completo.
Conservar envuelto en un paño metido en un recipiente hermético ó bolsa de plástico. Aguanta tierno 4 ó 5 días, tostado se puede comer hasta una semana después.
¡Hasta la próxima!